Sólo comerte desde tu pensamiento hasta tu pisar
me eleva hasta el repliegue de las venas de mi deseo.
Sólo comerte entre palabras deseosas
que apelan por la cinta que aprieta la cintura
para anudar tu viento que extremece.
Sólo comerte para alimentar la senda que sabe de la eterna
existencia sin tiempo ni digestión que espere.
Es lo que necesita el latir intenso
para elevar hasta en las madrugadas todo mi aliento
que susurra y espera en cada pliegue de tu cuerpo.
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