Dejo un candil de palabras
que rompen la sombra confusa
apretando tinieblas etéreas
y esconde el enigma del alma.
Enciendo el candil ardiente
que acelera los verdes colores
entre acertijos de deseos
para encontrar la caricia blanca.
Apago el candil de la oscura pena
deslizando sus pasos cobardes
hasta el quicio de la puerta
que derrota esta fatiga eterna.