entre auroras marchitas
que se deslizan en mi almohada.
Repito el sueño esculpido
entre el mármol de tus manos
replegando el corazón herido
para dejar de sangrar en la garganta.
Desando la vieja cuesta
para dormitar en la orilla blanca
que sabe de mis pesares eternos
abrazados al mirar de mi alma.