Foto:Alicia Guarner |
Abandonan las letras pequeñas,
que juegan en verso en rima
que saben de infancia pasada.
Son los ojos ausentes de niñez
que ciegan este tiempo tardío
entre nostalgias de sueños y calma.
En las manitas quedan las flores
como campanillas de tardes al sol
que saben a roce de tierra y calor.
Se escabulle el llanto inocente
ausente de miedos y rencores
en súplica de una caricia mejor.
Son los pasitos pequeños
los que suenan a redoble
buscando a mamá en una voz.
Pero parte el tiempo que nos queda
a galope de recuerdos por llevar,
como el viento que empuja el camino
como la vida que nunca quiere esperar.
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